Hola
Cuando
el sueño atrape las imágenes, seré el otro
que deambula por la lectura del
laberinto, y en cada libro despertare a
los personajes, para que vivan su
aventura de página en páginas. La vigilia es el encuentro con Borges para que
nos cuente sus sueños.
Frans
Saul Acevedo Pinto
BOLETÍN CULTURAL LA OTREDAD #39
De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin
duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el
telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz;
luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es
otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación.
Jorge Luis Borges
Foto cultura
- ya
¡TUSITALA : información y cultura para todos!
El mundo fantástico de uno de los
creadores más controvertidos por legos y
conocedores de la Literatura universal: Jorge Luis Borges; es inobjetable para algunos críticos que en la Literatura Hispanoamericana no cuente
con este gran escritor que ya hace parte en su pedestal dimensión en las letras.
El desdoblamiento del otro yo, donde el sueño
y la vigilia es un juego de un rompecabezas de una “realidad”, la lectura en
Borges es la felicidad que nos cambia,
no somos los mismos, después de ser atrapados en el dulce encanto de la lectura.
Este Homenaje Póstumo de RADIOTUSITALA a este maestro de la Palabra. .http://www.ivoox.com/homenaje-postumo-a-jorge-luis-borges-audios-mp3_rf_2296746_1.html
Frans Saul Acevedo Pinto
POESIA LATINOAMERICANA
La poesía es el encuentro del lector con
el libro, el descubrimiento
del libro. Hay otra experiencia
estética que es el momento, muy extraño también, en el cual el poeta concibe la
obra, en el cual va descubriendo o inventando la obra. Según se sabe, en latín
las palabras“inventar” y
“descubrir” son sinónimas. Todo esto está de acuerdo con la doctrina platónica,cuando dice que inventar, que descubrir,
es recordar. Francis Bacon agrega que si aprender es recordar, ignorar es saber
olvidar; ya todo está, sólo nos
falta verlo.
Jorge Luis Borges
Foto debrown
A QUIEN ESTÁ LEYÉNDOME
Eres invulnerable. ¿No te han dado
los números que rigen tu destino
certidumbre de polvo? ¿No es acaso
tu irreversible tiempo el de aquel río
en cuyo espejo Heráclito vio el símbolo
de su fugacidad? Te espera el mármol
que no leerás. En él ya están escritos
la fecha, la ciudad y el epitafio.
Sueños del tiempo son también los otros,
no firme bronce ni acendrado oro;
el universo es, como tú, Proteo.
Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto.
los números que rigen tu destino
certidumbre de polvo? ¿No es acaso
tu irreversible tiempo el de aquel río
en cuyo espejo Heráclito vio el símbolo
de su fugacidad? Te espera el mármol
que no leerás. En él ya están escritos
la fecha, la ciudad y el epitafio.
Sueños del tiempo son también los otros,
no firme bronce ni acendrado oro;
el universo es, como tú, Proteo.
Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto.
Jorge Luis Borges
AL ESPEJO
¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Eres el otro yo de que habla el griego
y acechas desde siempre. En la tersura
del agua incierta o del cristal que dura
me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
te agrega horror, cosa de magia que osas
multiplicar la cifra de las cosas
que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Eres el otro yo de que habla el griego
y acechas desde siempre. En la tersura
del agua incierta o del cristal que dura
me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
te agrega horror, cosa de magia que osas
multiplicar la cifra de las cosas
que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…
Jorge Luis Borges
EL ENAMORADO
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Jorge Luis borges
ALHAMBRA
Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
Jorge Luis Borges
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
Jorge Luis Borges
Foto nanahu
la trama
Para que su horror sea perfecto, César, acosado al
pie de la estatua por lo impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las
caras y los aceros la de Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se
defiende y exclama: ¡Tú también, hijo
mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético
grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las
variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros
gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay
que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que
muere para que se repita una escena.
Jorge luis borges
La Biblioteca de Babel
Como
todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi juventud; he peregrinado
en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos; ahora que mis ojos casi
no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas leguas del
hexágono en que nací. Muerto, no faltarán manos piadosas que me tiren por la
baranda; mi sepultura será el aire insondable; mi cuerpo se hundirá largamente
y se corromperá y disolverá en el viento engendrado por la caída, que es
infinita. Yo afirmo que la Biblioteca es interminable. Los idealistas arguyen
que las salas hexagonales son una forma necesaria del espacio absoluto o, por
lo menos, de nuestra intuición del espacio. Razonan que es inconcebible una
sala triangular o pentagonal. (Los místicos pretenden que el éxtasis les revela
una cámara circular con un gran libro circular de lomo continuo, que da toda la
vuelta de las paredes; pero su testimonio es sospechoso; sus palabras, oscuras.
Ese libro cíclico es Dios.) Básteme, por ahora, repetir el dictamen clásico: La
Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya
circunferencia es inaccesible…
Jorge
luis Borges